Las firmas españolas cada vez le dan más importancia.
Es uno de los pilares del mundo del lujo. Sin embargo, en España la artesanía apenas se ha puesto en valor y ha gozado del reconocimiento que se merece. Mientras aquí tradicionalmente se ha asociado al folklore y al mundo souvenir, en países cuna del lujo como Francia la artesanía es considerada como la vanguardia de la creación. Pero algo está cambiando. Cada vez más, las firmas de lujo de nuestro país se están sumando a una nueva artesanía asociada a la búsqueda de nuevos valores basados en la creatividad, la innovación y las nuevas tecnologías.
Elaboración del bolso Elephant, de Loewe.MAXIMO GARCIAEXPANSION
Algunas, como Loewe, lo tienen muy claro. "Lo artesano es el alma de la marca", aseguró la consejera delegada de la firma, Lisa Montague, recientemente en el encuentro El saber hacer español en moda, organizado en el Hotel Ritz por Círculo Fortuny. La empresa, nacida en 1846 en Madrid -donde conserva sus talleres artesanos y fábricas más importantes-, y desde 1996 en manos del grupo LVMH, combina "la tradición y un saber hacer artesano con una piel extraordinaria, la mejor piel de napa del mundo, con creatividad", asegura Montague.
Bien lo saben mercados como el japonés, donde Loewe lleva presente más de 40 años y donde cuenta con 40 tiendas. Desde hace dos años, es el mercado chino el mejor cliente del lujo, y también el mejor cliente de la marca española que mira a mercados como el americano -acaba de abrir una tienda en Miami-. Además, la compañía también está elevando su presencia en el mercado asiático, porque, como destaca Montague, "ahora Loewe está planteada más como una marca del futuro que como una marca del pasado".
Pasión por lo artesano
Con menos historia, pero con la misma pasión por lo artesano, Cristina Martínez-Pardo creó en 1980 Navascués, cuyo producto estrella son los trajes de novia. "Mi trabajo es pura artesanía", subraya. Su proyección es seguir con su saber artesano en su taller de costura, a la vez que proyecta dos talleres más industrializados ya que "la demanda de la sociedad nos pide tener un producto más asequible para poder dirigirlo a un mercado más amplio".
La globalidad es precisamente el leitmotiv de DelPozo. En palabras de su presidente, Pedro Trolez, "cuanto más conocido seas fuera, mejor para España". Por esa razón, desde el fallecimiento del diseñador en 2013 y cuando Trolez se hizo con la marca, "nuestra mejor decisión fue dirigirnos a la parte de arriba de la pirámide del lujo e irnos a Nueva York, porque lo que pasa en esta ciudad llega a todo el mundo".
Actualmente, cuenta con 85 puntos de venta en más de 30 países y su objetivo es alcanzar no más de 120 puntos. "Este tipo de moda sólo puede estar en ese número de establecimientos", dice Trolez. Bajo la dirección creativa de Josep Font, la marca se ha especializado en el llamado prêt-à couture. "Lo que se ve en un desfile, se puede comprar y todo, todo, está hecho con técnicas de alta costura". Así, por ejemplo, un traje, puede tener 178 patrones y algunos de los diseños pueden tener 80 horas de bordado. Pura artesanía.
